Beck transforma Riot Fest en un caleidoscopio sonoro con su mezcla única de géneros
- Conexión 312
- Sep 20, 2024
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Ofreció una presentación camaleónica con humor, nostalgia y producción deslumbrante

El segundo día de Riot Fest cerró con un giro psicodélico y elegante gracias a Beck, quien convirtió su show en un viaje multicolor por más de tres décadas de experimentación musical. Desde el primer riff de “Devils Haircut” hasta los acordes finales de “Where It's At”, el escenario Cabaret Metro se transformó en una vitrina retrofuturista con luces de neón, animaciones digitales y una banda ubicada sobre una plataforma elevada.
Saltando entre el funk, blues, rock alternativo, balada folk y momentos de puro absurdo pop, Beck reafirmó su lugar como uno de los grandes alquimistas del indie. Cada canción parecía venir de una era distinta: “The New Pollution” traía vibras de los setenta, mientras que “Qué Onda Guero” y “Loser” ponían a prueba el spanglish festivo con ayuda de visuales hipnóticos.
Más allá de la música, su narrativa también brilló. Antes de interpretar “Debra”, compartió una historia ficticia sobre una chica de Chicago, un exfoliante de albaricoque y una cornucopia de potpourrí que hizo reír a carcajadas al público. En otro momento, rindió homenaje a bandas compañeras del cartel como St. Vincent, Pavement y Spoon, recordando sus inicios en el Metro de Clark Street.
A pesar de su estatus como headliner, Beck no se tomó demasiado en serio a sí mismo, pero sí tomó muy en serio el espectáculo. La producción fue impecable, el sonido envolvente y la ejecución precisa, todo en apenas 75 minutos que parecieron una cápsula del tiempo y una fiesta futurista a la vez.
Beck no solo cerró el sábado de Riot Fest, lo elevó a otro plano.







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